martes, 30 de junio de 2009

Las raíces del Golpe en Honduras

Honduras: Sinopsis de un golpe de Estado (Parte II)

¿Quién abrió la jaula a los gorilas hondureños cuando parecía que los golpes de Estado eran cosa superada en Latinoamérica? Aunque quedan por precisar responsabilidades, vuelven los fantasmas del pasado en la región.

"Honduras vive lo que Chile sufrió a raíz del golpe militar perpetrado por Augusto Pinochet contra Salvador Allende, en 1973", declaró el candidato presidencial del país suramericano, Alejandro Navarro.

Por su parte, el presidente de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, reconoció que lo ocurrido es un golpe militar al estilo de los ocurridos en otras épocas históricas y en particular, al perpetrado contra el presidente venezolano Hugo Chávez, en abril de 2002.

Insulza demandó restablecer el orden constitucional en Honduras, mientras en medio de las denuncias en el foro acerca del hecho se nombró a un siniestro personaje: el ex Subsecretario de Estado norteamericano, Otto Reich.

Durante la Reunión Extraordinaria de los Cancilleres de la OEA, convocada de manera urgente el domingo en la sede de Washington, se conoció que Reich había contactado en ese ámbito a viejos amigos en suelo hondureño.

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Medios de comunicación alternativos recordaron, además, que el viernes anterior al suceso que conmocionó al mundo funcionarios estadounidenses sostuvieron una reunión con oficiales de alto rango en el país.

El atentado de los militares contra la democracia en Honduras, registrado en medio de una era diferente en el continente, obra como llamado de alerta ante el probable destape de las fuerzas militares en contubernio con las élites políticas relegadas del poder en estas naciones.

Hace menos de un año, el gobierno constitucional en el territorio -primero en Centroamérica por la elevada incidencia de la corrupción, el SIDA y la violencia-, procuró el acercamiento a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América y a Petrocaribe.

Al sumarse a estos mecanismos de integración regional, impulsados por la República Bolivariana de Venezuela, Zelaya mostró su interés de crear las bases para revertir la crítica situación nacional.

Más allá de los vínculos establecidos con estos instrumentos unionistas latinoamericanos, el mandatario cobró renombre a partir de su desempeño como presidente pro- tempore del Sistema de Integración Centroamericana en el segundo semestre de 2008.

Bajo su égida, el bloque istmeño llegó a importantes acuerdos, atravesados por la lógica del enfrentamiento a viejos lazos de sujeción a intereses foráneos y la urgencia de frenar la incidencia de la crisis estructural del capitalismo en estos países.

Su visita en este año a Cuba y la difusión de los pormenores de su conversación amistosa con Fidel Castro presumiblemente están incluidos entre los cargos esgrimidos para sacarlo por la fuerza de su casa y del gobierno, cuando le falta menos de un semestre para concluir y su gestión y entregar la presidencia.

El rancio anticomunismo alimentado desde los momentos más críticos de la Guerra Fría emerge en esta coyuntura y hasta los más escépticos miran con recelos la manipulación de la opinión pública por parte de los medios aliados de los militares golpistas y de su rostro civil, Micheletti.

En correspondencia, ningún gobierno del mundo reconoció hasta la fecha al gobierno de facto y si coincidieron en la condenada al revertimiento forzado del proceso institucional en Honduras.

Micheletti

Roberto Micheletti bautizado "Goriletti" por Hugo Chávez

Más, al toque de queda decretado por los usurpadores, lo cual limita las libertades democráticas y es interpretado como un intento por impedir que el pueblo continúe las protestas y su justo reclamo por el regreso del presidente legítimo, Zelaya.

Tomado de Prensa Latina
Por Isabel Soto Mayedo

La nota esta completa y esta es su fuente:
http://www.prensa-latina.cu/index.php option=com_content&task=view&id=96306&Itemid=1

domingo, 28 de junio de 2009

Las líneas de Chávez No. 27

El ALBA llega… ¡Y Morazán vigila!


Eres bajo del lodo

una espada continua.

Nuestro honor y destino

que custodian los mares.

Que lo aprendan los jóvenes

y resurja el milagro

del pan y de los peces.

Vuelves de todas partes desde tu dignidad.

Estás entre nosotros.

Bajo la misma noche.

Repartiendo la luz, todos los días.

Del poema Morazán vive, del gran poeta hondureño Roberto Sosa, he querido2041_Morazan1 recordar estos versos, para decir que este 25 de junio hemos visto a Morazán volver, hecho Pueblo: miles y miles de mujeres y hombres como una marejada de dignidad y orgullo patrio, para llevar la luz allí donde las tinieblas quisieron apagar el ALBA en que se ha venido convirtiendo Honduras.

Acudamos a la memoria para comprender de dónde venimos y a dónde vamos, cuál es la fuente del heroísmo del pueblo hondureño y por qué decidió comenzar a sacudirse de todos los lastres con los que pretendieron amarrarlo por siempre a la ignominia.

El puente que constituye la Patria hondureña para Nuestra América ha sido un objetivo permanente para todas las administraciones yanquis desde los tiempos del criminal William Walker, funesto aventurero gringo, quien junto a la complicidad de la oligarquía nicaragüense llegó incluso a la presidencia de Nicaragua hasta 1857, cuando es derrocado. Walker es el adalid activo, la expresión más clara de la doctrina Monroe, y es importante recordar cuál fue su lecho de muerte: fue fusilado en las costas de Trujillo, Honduras, en 1860. Este símbolo histórico continúa resonando hoy más que nunca.

Honduras, Patria de Lempira y Morazán, ha padecido los rigores del imperialismo yanqui desde su primera hora. Patria agraria que pretendieron reducir a vulgar república bananera, de envidiable riqueza mineral, pero por sobre todas las cosas habitada por un pueblo combativo y digno, tiranía de por medio, han pretendido erigirla como cabeza de playa de la garra imperial contra Nuestra América. La satrapía oligárquica siempre logró suprimir la participación del pueblo y someterlo a las más férreas dictaduras de Centroamérica, desde la crisis económica de 1929, en el siglo pasado. Nombres como Tiburcio Carías Andino y Oswaldo López Arellano contra todo esfuerzo de dignidad pueblan de sangre la impronta hondureña. A esto debemos agregarle otra dictadura de signo distinto pero igual de violenta y persecutoria: Honduras ha padecido los más descarados experimentos del neoliberalismo, el último tirano que busca mediante estertores y coroneles sin pueblo sobrevivir a su muerte natural. ¿Cómo dudar que el expediente abril 2002 está puesto en marcha en el proceso social ascendente que la Honduras hermana ha llevado a cabo? ¿Cómo no esperar la funesta reacción cuando el gran desagravio a Cuba se alcanzó precisamente en San Pedro Sula y bajo la dirección de nuestro hermano Mel Zelaya y de la combatiente Patricia Rodas?

Honduras y su pueblo se la están jugando, empujan hacia la mañana, está pariendo amaneceres. Quieren desconocer la soberana decisión del presidente Zelaya al proponer una Constituyente. Quieren frenar la nueva doctrina constitucional que cruza nuestra Patria grande; era de esperarse que los hijos e hijas de Morazán se lanzaran a evitarlo junto a su valiente Presidente, y junto a esa gran canciller de la dignidad hondureña y nuestramericana, Patricia Rodas. Honduras está expresando un claro rechazo a la presencia de adalides de la muerte de la talla de John Negroponte, Otto Reich y las redes de Posada Carriles. Honduras está diciendo que nunca más habrá bases yanquis dedicadas a la intervención militar en la región, Honduras está diciéndole nunca más a la base de Palmerola y de El Aguacate. Honduras le dice que no al parasitismo oligárquico y sí a la participación directa y definitiva del pueblo en sus conquistas. “La posteridad nos hará justicia”, dijo aquel prócer bolivariano y eterno que fue Francisco Morazán. Con la claridad que hereda su pueblo, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) le responde: “Con la fuerza ancestral de Iselaca, Lempira y Etempica se levantan nuestras voces de vida, justicia, dignidad, libertad y paz”. La posteridad de Honduras es ahora o no será, y cuenta con el entrañable espíritu de apoyo de los hijos y las hijas de Bolívar, sus hermanos.

¿Y qué hubiera pasado si la presencia siempre oportuna y valiente de Telesur no hubiera estado en Tegucigalpa este 25 de junio?

Hay un silencio que oculta y otro que revela —nos recuerda el poeta Gustavo Pereira—. El silencio que oculta se personifica en los ignorantes, los astutos, los presuntuosos y los falsos sabios. El que revela, en los humildes de corazón, casi siempre sabios verdaderos.

Nuestra Telesur sin el aparataje ostentoso que las grandes transnacionales de la información poseen, reveló al mundo entero la heroica hazaña que miles y miles de hombres y mujeres humildes de corazón protagonizaban para salvaguardar su libertad y el sistema de gobierno que ellos mismos se han dado.

Antes de que tales acontecimientos estallaran, la oligarquía mediática encadenada despotricaba en contra de ese mismo pueblo y de su presidente. Pero cuando decidieron Pueblo y Presidente, hombre del pueblo también, echarse el miedo a la espalda para salvar la Patria, la fórmula infame aplicada en Venezuela el 11, 12 y 13 de abril de 2002 fue aplicada de nuevo: el silencio que oculta fue impuesto de forma criminal.

"Los gobiernos del ALBA, al conocer las denuncias de desestabilización en Honduras declaramos que nos movilizaremos junto al pueblo hondureño", declaró a Telesur, con la dignidad en alto que siempre lo ha caracterizado, nuestro embajador ante la OEA, Roy Chaderton. Sin duda. Así como el ALBA ha salido victoriosa en la defensa de Cuba, de Bolivia, de Venezuela y otros países más, a los cuales el imperialismo intenta intervenir junto a las oligarquías nacionales, el ALBA saldrá en defensa de Honduras y su decisión de avanzar a las transformaciones necesarias. Y es que nunca podemos olvidar que la causa de manuel-zelaya-250x190 Francisco Morazán es la misma de Simón Bolívar. Que ambos están unidos por la misma idea de una nación de repúblicas: de un gran cuerpo político. Que ambos vieron claro que sin consolidar la unidad, cada una de nuestras repúblicas sería sojuzgada, dominada. Por eso el ingreso de Honduras al ALBA fue otro gran paso hacia la unidad, como lo fue este 24 de junio la incorporación de Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda. Tenemos que reconocer la voluntad política del Gobierno del presidente Zelaya: un Gobierno que está demostrando estar a la altura del cambio de época que hoy vive Nuestra América. Y es esto lo que más le duele a los imperialistas y a sus cipayos burgueses.

Alta es la noche y Morazán vigila.

Invasores llenaron tu morada.

Y te partieron como fruta muerta,

y otros sellaron sobre tus espaldas

los dientes de una estirpe sanguinaria,

y otros te saquearon en los puertos

cargando sangre sobre tus dolores.

¿Es hoy, ayer, mañana? Tú lo sabes.

Hermanos, amanece. (Y Morazán vigila).

Amanece, sí, pero hoy domingo 28 de junio es el día de la gran consulta al soberano hondureño. Como cantaba Pablo Neruda en su poema Morazán, de su Canto General, es la hora de la vigilia de todos los pueblos de Nuestra América y del mundo, la hora de la vigilia junto a Morazán para que las hondureñas y los hondureños se den la gloriosa libertad que siempre se han merecido: que sean ellos y sólo ellos quienes decidan su destino.

Llega el ALBA, sí… ¡Y Morazán vigila!

¡¡Venceremos!!

Escrito por Hugo Chávez

domingo, 28 de junio de 2009

domingo, 21 de junio de 2009

Las líneas de Chávez No. 26

La Artillería del Pensamiento

No fue un suicidio: esa fue la versión que el aparato represivo del puntofijismo quiso hacerle creer al país. Una versión grotesca y absurda desde donde se la vea: Fabricio se habría ahorcado con el cordón de una persiana. La verdad verdadera es que fue asesinado en los calabozos del SIFA en el Palacio Blanco: su cuerpo presentaba toda clase de signos de haber sido torturado brutalmente. F Ojeda


Pero el tiempo se ha encargado de poner las cosas en su lugar: Fabricio vive, ha vuelto y está hecho millones, mientras que aquellos asesinos miserables son polvo pisoteado por la historia. Así ha sucedido con todos nuestros mártires.


Recordamos hoy al hombre que encabezó y fue el alma de la Junta Patriótica y que la convirtió en la vanguardia de la resistencia contra la dictadura de Pérez Jiménez. Al hombre que fue congresista por URD, elegido en los comicios de 1958, pero que muy pronto se convenció de que por el camino del reformismo, Venezuela no tenía nada que buscar, si quería ser libre. En 1962 renunció a su cargo y se fue a las guerrillas. Fabricio sería uno de los fundadores de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.


De reformista pasó a ser un revolucionario radical y convencido: este es uno de los procesos de radicalización ideológica más genuinos que se hayan dado en Venezuela. Veamos cómo entendía este proceso Fabricio haciendo uso de su inmensa lucidez en ese extraordinario libro llamado La guerra del pueblo (1966):
“Abandonar el campo reformista y tomar el revolucionario significa decidirse a luchar sin temor alguno, tener seguridad de la victoria y desafiar, cual David, al gigantesco poderío reaccionario, como lo han hecho todos los verdaderos revolucionarios de la historia, incluso los revolucionarios burgueses”.


La actualidad del pensamiento de Fabricio es indiscutible. Junto a un Alfredo Maneiro y un Kléber Ramírez, Fabricio destaca a la hora de fusionar pensamiento y acción: a la hora de construir una filosofía de la praxis para nuestra realidad específica. Rescatemos estas valiosísimas palabras de La guerra del pueblo:


“La base antifeudal y antiimperialista de nuestro proceso revolucionario plantea un género de alianzas que está por encima del origen, credo político, concepción filosófica, creencias religiosas, situación económica y profesional, y afiliación partidista de los venezolanos. El enemigo común, su fuerza y poderío, reclama una lucha unitaria para vencerlo”.


Este género de alianzas, como decía Fabricio, es necesario para que el proceso de liberación nacional, la conquista de nuestra definitiva independencia, que hoy se define como vía venezolana hacia el socialismo, sea viable. Alianzas que no deben partir de supuestos falsos: el camino es el socialismo.


La riqueza histórica de la semana que comienza mañana, las fechas que estamos anudando, no puede perderse de vista: no es casualidad que ahora, a las puertas de la era bicentenaria, a 188 años de su consumación, el Campo de Carabobo retumba todavía. Y el 24 de junio de 1821 no es sólo pasado sino presente y porvenir. La determinante victoria militar que le dio feliz culminación a tan brillante campaña –concebida hasta el más mínimo detalle por nuestro Libertador -sumó a todo el pueblo -desde todos los caminos, todas las veredas y cada caserío-a la causa de la liberación nacional.


Y es a 188 años de la gran gesta que la hermana Patria ecuatoriana se incorpora al ALBA: ¡a 188 años de Carabobo seguimos peleando, ahora por nuestra segunda y definitiva independencia y el ALBA es nuestro proyecto, nuestra cartilla de dirección!


El ALBA se fortalece al sumar al Ecuador bolivariano a la batalla por la unidad fraterna de nuestros pueblos. Una causa que siente como propia el presidente Rafael Correa.


La palabra de Raúl Castro nos da una pista, cuando en la Cumbre del Alba en Cumaná el pasado abril afirmó lo siguiente: “Nuestras naciones no tienen la capacidad, por sí solas, de transformar el orden económico internacional, pero sí el poder de sentar nuevas bases y construir sus propias relaciones económicas”.


Para seguir con el hondo significado histórico de la semana que entra, recordemos que tres años antes de la Batalla de Carabobo, un 27 de junio de 1818, en la Angostura recién liberada y en respuesta a la macarrónica Gazeta de Caracas, órgano vocero de las fuerzas realistas, y al calor de la Patria que ya tenía rostro -y con la impronta política de Bolívar- nace el Correo del Orinoco.


¡Fue el inicio de la batalla comunicacional! “Somos libres, escribimos en un país libre, y no nos proponemos engañar al público”, decía en la primera página en su primer número del Correo del Orinoco. Así de clara era la principal propuesta que se planteaba en sus líneas, así de claro debe ser el sentido de nuestra batalla comunicacional. El ejemplo del Correo del Orinoco está más vivo que nunca: en especial, yo lo siento vivo en nuestros medios comunitarios.


Ahora más que nunca la artillería del pensamiento pasa a primera línea y es competencia de todas y todos. Esclarecer lo que ocurre, darle el justo lugar que le corresponde a la información, a la realidad cotidiana.


Más aún cuando el asedio total y permanente de la plataforma mediática transnacional continúa con su sostenido proceso de distorsión y deformación.

Por eso, esta semana estaremos celebrando activamente los 191 años de la salida del primer número del Correo del Orinoco: se inicia la semana de la artillería del pensamiento. Una semana de discusión, crítica y propuesta para seguir avanzando hacia el modelo de comunicación e informativo que queremos.


¿Cómo pretenden proclamarse “independientes” los medios privados cuando la agenda belicista escala a los niveles de irresponsabilidad y engaño de ahora? Nos acusan, sin fundamento alguno, de invadir la patria potestad, de secuestrar a los niños y de disolver a la familia venezolana.


¿Y qué podemos decir de la basura audiovisual y escrita que invade y secuestra la subjetividad de esos niños que pretenden defender? ¿Qué decir del verdadero discurso de fondo, como lo es la preservación de la educación para la dominación, de formar a nuestras niñas y niños para ser propietarios y explotadores? ¿Qué dicen del estrago cultural que provocan todos los días?


Queremos un proyecto educativo para hacer Patria, no para entregarla ni venderla al mejor postor.


Fomentar el pánico como vía de dominación, administrar la ignorancia: he ahí lo que no ha dejado de hacer la oligarquía. Bien lo dijo en reciente artículo Roberto Hernández Montoya con el tono que lo caracteriza:


“Esta ridiculez la profirieron ya cuando la Revolución Rusa, la República Española y la Revolución Cubana. Ella condujo en Cuba a una solución no solo falsa sino monstruosa: una operación masiva, dirigida por la CIA, para sacar de la isla y de sus familias a más de catorce mil niños, que hoy son adultos sumidos en un limbo de identidad, porque no son ni cubanos ni gringos ni tienen familia ni nada y con un trauma emocional irreversible. Para no perder a sus hijos perdieron a sus hijos... El pánico embrutece”.


La vía venezolana hacia el socialismo es una propuesta histórica, política, social y económica en construcción teórica y práctica. Construcción colectiva para que el país la haga suya. El socialismo es una opción real y viable. Lo que es inviable es el dualismo esquizofrénico entre lo político y lo social que está en la base del capitalismo. En este sentido, la vía venezolana hacia el socialismo supone una transformación a fondo de la estructura económica para viabilizar una mejor redistribución de la riqueza social que pertenece a todos y a todas. Ello supone distintas formas de propiedad.


Los latifundios mediáticos han pretendido sacralizar a la propiedad privada e, incluso, han hecho de ella la prueba irrefutable de si existe o no existe libertad. Es propio del capitalismo, desde sus orígenes, privilegiar al tener sobre el ser; subordinar el ser al tener.


Recordemos a nuestro Robinson, que mucho antes que Marx ya visualizaba cómo el capitalismo iba a pervertir el derecho de propiedad:


“…para convertir la USURPACIÓN en posesión (natural ó civil)—la posesión en propiedad—y, de cualquier modo, GOZAR con perjuicio de tercero (sea quien fuere el tercero), a título de LEGITIMIDAD (y la legitimidad es un abuso tolerado)”.


Contra la perversión capitalista no hay otro remedio: ¡El socialismo!


¡Venceremos!

Hugo Chávez Frías

21 de Junio

domingo, 14 de junio de 2009

Las líneas de Chávez No. 25

¡Como Sucre en Ayacucho!

Allá en San Cristóbal y Nieves, tierra Caribe y extensión del África negra, me tocó decirlo, en el marco de la VI Cumbre de Petrocaribe y hoy quiero repetirlo una vez más: estamos enfrentados y confrontados a unas circunstancias tan exigentes que demandan de nosotros, sin excepción alguna, toda nuestra atención, conocimientos y esfuerzo en la búsqueda de soluciones verdaderas y conjuntas para superar la gran crisis de crisis que actualmente azota a la humanidad entera.

Es en este sentido que quiero recordar una vez más a nuestro compañero infinito,Petrocaribe-Map nuestro comandante heroico, el Che Guevara, cuando por allá en 1964, en carta a Charles Bettelheim, decía: “Un poco más avanzado que el caos, tal vez en el primero o segundo día de la creación, tengo un mundo de ideas que chocan, se entrecruzan y, a veces, se organizan”.


De lo que se trata, y así lo he interpretado, es de ponernos uno, dos, tres y cuantos pasos sea necesario dar, delante del caos; sí, pero a través de las ideas de todos y la praxis fundada en ellas, como respuesta alternativa a la gran barbarie que hace aguas junto con el modelo civilizatorio dominante, y que a todos nos afecta. Este fue el espíritu dominante que impregnó el ánimo de quienes asistimos a San Cristóbal y Nieves: dar otro paso más, delante del caos, porque “nuestras naciones no tienen la capacidad, por sí solas, de transformar el orden económico internacional, pero sí de sentar nuevas bases y construir sus propias relaciones económicas”, como ya lo había dicho desde Cumaná el Presidente cubano, nuestro compañero Raúl Castro. Petrocaribe es una de esas nuevas bases, para construirnos de nuevo y levantar cada día más alto las banderas de nuestra dignidad, libertad y grandeza caribeñas. Tres propuestas presentó Venezuela para su consideración y estudio: la primera, relacionada con la soberanía alimentaria de nuestros pueblos.


Las urgencias al respecto hacen impostergables las tareas a realizar: “Producir alimentos, ciencia y dignidad”, como decía Kléber Ramírez. ¡Soberanía alimentaria!, es lo que debemos perseguir y ello implica cambiar nuestros patrones y relaciones de producción y consumo. Segundo, trabajar sobre el mapa de las potencialidades y planificar encadenamientos productivos, rompiendo las fronteras de cada país, cierto, pero para expandirlas en esta Patria Grande que conformamos entre todos. Y tercero, la creación de una moneda para la integración. Ahora más que nunca en Petrocaribe tenemos que parir las armas contra la exclusión y la pobreza.


Si el socialismo es, como señala Rosa Luxemburgo, “un producto histórico, surgido de sus propias experiencias, en el curso de su concreción”, no hay dogma, receta o fórmula que sirvan para implantar su dinámica. De allí la importancia central del ejercicio crítico colectivo y permanente: la crítica no tiene sustitutos y es indelegable.


La crítica garantiza la fluidez que el socialismo necesita en el curso de su concreción: si la crítica fuera desplazada por el dogma, éste se estancaría irremediablemente.


El socialismo, lo sabemos, no puede decretarse: tiene que construirse y crearse colectivamente. Es la capacidad crítica y creadora, constructora y liberadora del pueblo, la que le da vida a una nueva sociedad.


Tiene plena vigencia esta caracterización del socialismo de la gran Rosa:


“Territorio nuevo. Miles de problemas. Sólo la experiencia puede corregir y abrir nuevos caminos. Sólo la vida sin obstáculos, efervescente, lleva a miles de formas nuevas e improvisaciones, saca a la luz la fuerza creadora, corrige por su cuenta todos los intentos equivocados”.


En Venezuela estamos transitando por un territorio nuevo: el territorio socialista. Tenemos miles de problemas acumulados y por resolver: es la nefasta herencia del modelo capitalista. Y si, como dice Rosa Luxemburgo, es la experiencia la que puede corregir y abrir nuevos caminos, ésta, la experiencia, es sustantivamente crítica.


El socialismo no está exento de intentos equivocados, de errores. Pero si el socialismo se decretara, esto es, si deviniera en dogma, receta o fórmula, los intentos equivocados, los errores, no se corregirían verdaderamente y terminarían multiplicándose.


Bienvenidos, entonces, todos los espacios de discusión crítica sobre nuestra experiencia socialista.


Y bienvenidos esos miles y miles que constituyen ese espacio crítico por excelencia que es y debe representar toda juventud que asuma su condición de revolucionaria, el máximo escalón al cual puede aspirar cualquier humano, para decirlo con el Che. Qué alegría más inmensa saber que después de las jornadas organizadas por el PSUV, que finalizan este domingo, tengamos noticias ciertas de que se han inscrito más de un millón de jóvenes. Sangre nueva, fuego renovador, vocación socialista en el sagrado terreno de la Patria.


A ustedes muchachas y muchachos, mis palabras de bienaventuranza y de compromiso con el porvenir. Sé que con su espíritu indomable el partido va en ganancia y se perfila alegre a las conquistas que nos esperan. Con su decisión nos ennoblecemos todos y todas y sepan que aquí cuentan con el espacio para fundamentar, tanto en ideas como en acción, la consolidación del empeño socialista. De ustedes esperamos el viento fresco y el ahínco que nos ayude a seguir elevando el espíritu moral de país. De lo que se trata es de ser en definitiva humanamente nobles y dignos de sabernos soberanos. Y para eso, tienen que tener por norte la transparencia ética que debe animar a todo revolucionario. Desde ya asuman con el pueblo venezolano la creación de una razón y una moral que nos abra el futuro. Vamos juntos, pues, a encarnar, como lo decía la pensadora española María Zambrano, “una razón y una moral que se pongan en pie con invencible impulso, una razón activa, victoriosa, arrolladora: una pureza creadora, llena de fuerza, que no tema mancharse con el contacto de la realidad, que no rehúya el combate de cada día”. Bienvenidos a la casa grande del socialismo.


Después de tanto ensayo fallido en la historia humana, se suele decir con insistencia que cobijar el sueño del socialismo es una apuesta a la utopía. Sin embargo hay que advertir que detrás de esa aseveración se oculta algo muy peligroso: un desánimo que acaba en un desalmado conformismo, por un lado; y por el otro un golpe demoledor al ímpetu del carácter revolucionario que nos debe animar cotidianamente. Hace diez años aquí izamos las velas hacia la costa de la felicidad compartida. Mucho se ha hecho y falta aún mucho más, pero convenzámonos de algo que tenemos por cierto: aquí le vamos a borrar la “u” a la utopía.


Pero para derribar esa “u” de la utopía y permitirnos sembrar entre nosotros el socialismo como experiencia de vida, tenemos que detenernos en las circunstancias que marcan este designio.


Para ofrecer algunos elementos a considerar quiero basarme en unos planteamientos que esboza el filósofo mexicano Adolfo Sánchez Vázquez en su libro Entre la realidad y la utopía.


Pensar y aventurarse a concebir el socialismo pasa por darle respuesta a puntuales apremios: el quién, el dónde, el cómo y el sobre qué del socialismo. Hasta ahora yo he preguntado con insistencia dónde está el socialismo, pero a la luz de este pensador es necesario ampliar el campo de interpretación.


Es vital en primera instancia saber de qué debe estar poblada la calidad humana de quienes harán posible el socialismo. Cuál es el perfil ético, la conformación cultural y espiritual de los hombres y de las mujeres que asumen el reto con la historia de ir haciendo cada día realidad el soberano ejercicio del poder popular. Esto es crucial ya que para nosotros el ser humano es alfa y omega en nuestro empeño. En este sentido contamos con una enorme ventaja: el legado libertario de nuestros fundadores en donde podemos hallar el carácter y la ética como fundamentos no sólo de la venezolanidad, sino además del espíritu transformador de la historia.


A la par en segundo lugar, hay que afinar con precisión dónde, en qué contextos estamos llamados de manera urgente a ir instaurando el socialismo. Sobre esto ningún espacio debe sernos ajeno. Todo ámbito en el que podamos elevar los principios socialistas debe ser poblado del ejercicio real y encarnación socialista. Hay que irrigar con espíritu y práctica de justicia las fábricas, los campos, los centros pesqueros, las industrias, las universidades y liceos, la calle, el barrio, la vereda, que no haya rincón donde no esté en marcha una iniciativa socialista. Todos y todas que, aquellos y aquellas que, de cuerpo y alma, compartamos la impostergable necesidad histórica de dejarles a nuestros herederos una Patria ciertamente socialista debe convertirse en un combatiente incansable de esta batalla por la vida.


No es menos importante, en tercer lugar, seguir insistiendo en las formas, en el cómo, que hemos venido adelantando con la consolidación de los consejos comunales y el nacimiento de las comunas socialistas; en esta estrategia organizativa debemos concentrarnos hasta hacer de ella el cauce de los cambios culturales que nos vayan acercando al horizonte socialista.


He aquí el corazón en el que gran parte del esfuerzo debe profundizarse: el ejercicio diario cada vez más determinante y decidido de concebir y abrir las puertas al poder en manos del pueblo. Sólo dando poder al pueblo se hará justicia.
Y por último, en cuarto lugar, es necesario tener siempre presente qué es lo que debe ser transformado en la transición al socialismo, sobre qué actúa. Sin duda que debemos movernos hacia el desmantelamiento definitivo de todas aquellas formas de opresión que tan arraigadas están en las herencias que aún viven en el orden capitalista que nos envuelve, ya estén presentes en la posesión de los medios de producción o en el criminal manejo de los modos y relaciones de trabajo que conforman el esquema productivo dominante. Tenemos que reparar en este sentido tanto en las formas opresivas materiales como en las imaginarias y culturales. Avanzar hacia el socialismo supone ir despejando de dominación todos aquellos ámbitos humanos para que reine en ellos la autonomía plena y la real independencia.


Finalmente, creo pertinente pensar en un aspecto que no contempla Sánchez Vázquez y sobre el cual he venido adelantando algunas reflexiones: ¿Cuánto tiempo nos ocupará crear las condiciones de vida socialista? Y respondo sin duda de ningún tipo: se nos irá toda la vida en esta tarea sublime. Sin embargo, aprecio como una necesidad impostergable ir haciendo coincidir las acciones con los horizontes marcados por el tiempo humano, este que nos ha tocado vivir. Distinguir lo urgente de lo necesario para ir dándole sentido al destino socialista. No nos podemos permitir demoras en este empeño, juntos debemos apurar los cambios y tener siempre presente que las conquistas que nuestro pueblo exige como una exigencia sagrada, no aguantan más postergaciones.


“En la demora está el peligro”, nos recuerda el general presidente, mártir del pueblo ecuatoriano, Eloy Alfaro.


A la ofensiva siempre, a paso de vencedores.


¡Como Sucre en Ayacucho!
¡Patria, socialismo o muerte!
¡Venceremos!

Hugo Chávez Frías

domingo, 7 de junio de 2009

Las Líneas de Chávez No. 24

La batalla de San Pedro Sula

Llegó el mes de junio. Hace 150 años exactos, por estos días, estaba en pleno apogeo la Guerra Federal y Ezequiel Zamora había logrado establecer su puesto de comando revolucionario en Barinas, dirigiendo desde allí no sólo las acciones militares contra las tropas oligarcas, sino también las medidas de gobierno. Era el año de 1859 y ya las ideas socialistas corrían como pólvora por Europa y llegaban con fuerza a estas tierras suramericanas y caribeñas. Recordemos que habían pasado ya más de 10 años desde que Carlos Marx y Federico Engels publicaran el Manifiesto Comunista. Las consignas zamoranas constituyen sin duda componentes básicos en la tremenda tarea que hoy tenemos por delante los revolucionarios venezolanos, cual es la de seguir dándole sustento ideológico radical, es decir, con nuestras propias raíces, al proyecto socialista en marcha: "Tierras y hombres libres, elección popular y horror a la oligarquía".

Dice J. E. Ruiz Guevara en su obra "Zamora en Barinas" que el 8 de junio de aquel año (1859) "El General Zamora sigue en Barinas; dicta decreto sobre el pabellón nacional:

Ezequiel Zamora

General de División y Jefe de Operaciones de los estados de Coro y Occidente

Decreto:

1º - El pabellón de los Estados Federales es el mismo de la República con la diferencia que en la faja amarilla llevará 20 estrellas azules que simbolizan las 20 provincias que forman la Federación Venezolana.

2º - El escudo de armas de los Estados Federales será el mismo de la República con la diferencia que en el campo de oro las cornucopias serán vueltas hacia arriba y en la parte superior de la orla llevará la inscripción "Federación Venezolana".

3º - El presente decreto regirá hasta que la constituyente determine lo conveniente.

Dado en Barinas a los 8 de junio de 1859. Año 1º de la Federación Ezequiel Zamora

¡Ezequiel Zamora tenía en sus planes políticos convocar "la constituyente"! Sólo que siete meses y cinco días después, caería asesinado en San Carlos de Cojedes y con él se iría a la tumba la revolución campesina y popular.

El tiempo siguió su curso y ahora tenemos siglo y medio transcurrido sobre el campo de batalla venezolano, latinoamericano, caribeño y mundial. Quién lo duda, el mundo ha acelerado su marcha comenzando este siglo. El capitalismo y su modo de control metabólico social, el capital, han caído en una crisis total, una vez que sus múltiples contradicciones se han disparado con impactos demoledores sobre sus bases paradigmáticas.

Pasemos "revista al horizonte", como solíamos decir por aquellos días cuando desplegábamos nuestro batallón de tanques "Bravos de Apure", en las inmensidades arenosas de la Guajira venezolana. ¡Ah, qué días aquellos los de la forja patria!: San Pedro Sula y la batalla por la dignidad de nuestros pueblos, por la reivindicación de la querida patria cubana, de su revolución, de su pueblo, de Fidel, su gigantesco líder. "Nunca se había visto tanta rebeldía", escribió Fidel, más bien disparó, casi desde la Sierra Maestra.

En verdad les digo que, además, nunca se había visto tal nivel de coordinación entre tantos gobiernos de nuestra América. Como núcleo central del esfuerzo estratégico y diplomático, los seis países del ALBA, que además de Alternativa, ya ha pasado a ser Alianza Bolivariana; y con nosotros, la acción coordinada de muchos otros países amigos del ALBA y amigos de Cuba.

Ya el ALBA no puede ni podrá ser ignorada en lo adelante, como se había pretendido hasta ahora. Desde la cumbre de Cumaná y su valiente declaración, rechazando fuertemente por una parte la arbitraria y antihistórica exclusión de Cuba y por la otra, exigiendo una urgente discusión acerca de la gran crisis mundial generada desde los Estados Unidos y que tanto está impactando a los pueblos de nuestra América; hasta la reunión de cancilleres en Caracas, pocos días antes de la Asamblea General de la OEA en Honduras, demuestran una sólida voluntad política de los Albagobiernos para actuar de manera coordinada ante los acontecimientos mundiales. Y en San Pedro Sula la batalla fue tan dura como hermosa. A pesar de que fui obligado por las circunstancias a quedarme en mi puesto de mando, lo cual fue aprovechado por los pitiyanquis para generar una serie de rumores sobre mi salud, no me perdí un solo detalle, una sola jugada de ataque, de defensa o de contraataque (este último es mi movimiento preferido) de aquel combate. No era poca cosa lo que estaba en juego en aquellas tierras centroamericanas, donde han comenzado a resonar de nuevo y con qué fuerza las voces de Sandino, de Farabundo y de Morazán, para espanto de las oligarquías peleles, como solía decir el General de Hombres Libres al frente de su "pequeño ejército loco".

A punto estuve de salir el lunes primero de junio por la noche hacia San Pedro. Sin embargo, después de evaluarlo con nuestros aliados, el destacamento bolivariano de vanguardia, bien comandado por el canciller Nicolás Maduro, no lo consideró necesario. Así que los rumores continuarían: "Chávez está perdido. No aparece". Confieso que esa noche no dormí, recibiendo informaciones y evaluando los diversos escenarios que pujaban por asomar, en una pugna que lleva ya casi doscientos años y en la que se consumió por cierto, íntegro, nuestro padre Bolívar. "Si la América no se llama al orden y a la razón, un nuevo coloniaje legaremos a la posteridad", decía con su angustia que nos dejó como herencia, por allá en 1829, desde su soledad luminosa, el general caraqueño. Amaneció el martes dos de junio, llegó un mensajero de La Habana con información muy valiosa y notas de Fidel. Una de ellas, firmada en La Habana esa noche a las 7 y 30 p.m., dice: "Querido Hugo: me alegraría mucho una respuesta como la que sugieres si se da la situación que prevés. Te transmití lo que conozco por mis análisis y alguna información de que dispongo. Sería egoísta de nuestra parte solicitar tanta solidaridad. La bandera moral se elevará hasta lo más alto de su mástil. Te seguiré comentando por esta vía u otra más adecuada de acuerdo a su contenido, cualquier noticia de interés en estos días. Un fuerte abrazo. Patria, Socialismo o Muerte. ¡Venceremos! Fidel Castro Ruz".

Luego, un poco más tarde, cuando el sol levantaba ya sobre la media mañana caraqueña y los dos soberbios gallos que me regaló, siendo indefensos pollitos, alguien a quien quiero mucho, se habían cansado ya de cantar, "tejiendo la mañana" como diría el poeta pernambucano, recibo llamada de Nicolás, utilizando los códigos que me dejó Pancho Arias con su letra inconfundible de más de 20 años de claves y desenclaves, de códigos y de estratagemas. La batalla diplomática, que tiene mucho de sicológica, había comenzado. "El Sr. sensible lanzó su propuesta. Apoyo inmediato y resuelto de negro, blanco y rojo. Contrapropuesta activada con fuerza. Hay clima de sorpresa. Río revuelto de repente. Cumaná suena con fuerza. Treinta y tres se mantiene en silencio. QAP. Seguiré informando". Y así fue toda la tarde. Se trancó el juego, como lo teníamos previsto y nombraron una comisión especial, ante la intensa ofensiva que hizo imposible a quienes lo pretendieron excluir el tema de Cuba de la agenda OEA. ¡Durante cuarenta y siete años consecutivos lo habían venido logrando! En aquella comisión estaban, por cierto, Estados Unidos y Venezuela, entre otros países, todos muy importantes en el tablero estratégico.

La comisión se encerró a deliberar. Sobre el tapete, más allá de algunos matices, dos posiciones. La una, defendida con furia por Estados Unidos y Canadá: "Condicionar a Cuba". La otra, defendida con pasión por el ALBA: anular la infame resolución contra Cuba y sin condiciones. Media noche y el juego trancado.

Sigo en contacto con Nicolás. En algún momento me atiende su ayudante, pues está en pleno debate. Puedo oír a lo lejos la intensidad de las discusiones. Al final, en plena madrugada, con la luna creciente en el medio cielo, los gallos durmiendo y Caracas sumida en el silencio, evaluamos. Ya Chávez "había salido" y junto a los trabajadores de "Ciudad Caribia" y los consejos comunales de Gramovén, de Federico Quiroz y El Limón pulverizamos los rumores de infarto, influenza, diarrea y no sé cuántas cosas más nacidas de la mente, esa sí verdaderamente enferma y sin remedio, de la oligarquía pitiyanqui. Y ya había llegado a Miraflores un nuevo mensaje de Fidel: "He estado oyendo y teniendo noticias de ‘allá' (evidentemente Fidel no logró acceder a las claves de Nicolás y Arias Cárdenas; habrá que cubrir esa falla en el futuro). He visto muy bien a Maduro. Hay que seguir fortaleciendo las posiciones. No debemos ceder un milímetro. Es como la cortina o muro de contención de una presa; si se quiebra por un punto, todo se derrumba. Los amigos de la Batalla de Pichincha (Nótese de nuevo la falla en las claves fidelianas, pues evidentemente se refiere a Correa y a Evo) están como Sucre en Ayacucho". A esa hora, sin duda, se perfilaba el escenario que habíamos previsto como más probable: no habría acuerdo, por tanto la cumbre quedaría sin resolución o documento final. Las consecuencias serían impredecibles, aunque una de ellas era inminente: la OEA saldría de allí dividida y con un misil en su línea de flotación. Le respondo a Fidel, recordando los soldados soviéticos en Stalingrado: "No hay tierra para nosotros detrás del Volga", "no hay planes de repliegue".

Amanece y empezamos a notar algunos signos de desespero en filas contrarias. "Hillary se fue a El Cairo con Obama", dicen los cables, pero ya nosotros claro que lo sabíamos. Otros cancilleres comenzaron a retirarse. Era el momento de la ofensiva final del ALBA con nuestros más sólidos amigos. Las palabras de Fidel resuenan en mis oídos: "Es como la cortina de una presa; si se quiebra por un punto, todo se derrumba". Y esta máxima terminó cumpliéndose, pero en las filas que defendían la posición contraria. A media mañana, nos dejamos de claves, Fidel llama al teléfono y conversamos directamente no menos de tres veces; llamo a Evo y a Correa, hablo con Daniel y con Zelaya; de nuevo con Nicolás... ¡Lo logramos!

Prendo el televisor, busco Telesur y allí está la bella cancillera hondureña Patricia Rodas con cara de victoria. Lee la resolución con intensa emoción. Veo los rostros de Zelaya, de Daniel, de Nicolás, de Jorge Taiana, de Choquehuanca, de Falconí. Me imagino a Fidel... y recuerdo su profecía: "La historia me absolverá".

Sí, Fidel, querido compañero, camarada infinito, no sólo a ti, sino a tu pueblo, a la Revolución Cubana, a sus mártires, a todos, a todas, la historia, que ahora retorna hecha llamaradas de pueblo en resurrección, ¡os absuelve, en vida y delante del mundo!

Mientras tanto, sigamos cantando con el ALBA:

¡¡Patria, Socialismo o Muerte!! ¡¡Venceremos!!

Hugo Chávez Frías
07 de Junio

lunes, 1 de junio de 2009

Las líneas de Chávez No. 23

Bolívar y “la Misteriosa Incógnita…”


Es asombroso el cómo y el cuán hondo hurgó nuestro padre Bolívar en la búsqueda de la esencia revolucionaria. O para decirlo con él y como él, en “el despeje de la misteriosa incógnita del hombre en libertad”. Y en esta monumental tarea adelantó sus pensamientos a los de grandes intelectuales y filósofos de estos dos siglos transcurridos. Y resulta también asombroso cómo sus ideas más avanzadas forman una gran vertiente cuyas aguas van a parar a ese maravilloso río que se llama el socialismo.

Ocurre así, exactamente, con el tema de la igualdad. Hagamos un recorrido de casi doscientos años, para constatarlo.
El pensador brasileño Theotonio Dos Santos en su obra Concepto de clases sociales (Ed. El Perro y la Rana), dice: “Tiene que ser parte de la ideología burguesa la representación de la sociedad burguesa como conjunto básico de individuos, que pueden diferenciarse en agregados (…) esta forma de representación expresa exactamente el interés esencial de la burguesía de ocultar el carácter de clase de su sociedad y postular su sociedad como ofreciendo oportunidades iguales a todos los individuos”.

Igualdad de oportunidades, cierto, pero sustentada en una cada vez más creciente desigualdad de poder económico, jurídico y privilegios materiales que reproducen sobremanera la desigualdad de condiciones.

Ciento veinte años antes, Carlos Marx lo decía en la Crítica del programa de Gotha, escrita en 1875: “Paradójicamente, lo que aparece como fin del socialismo es, precisamente, el desarrollo integral de la desigualdad entre los hombres, de la desigualdad de sus aspiraciones y capacidades, de la desigualdad de sus personalidades. Pero esta desigualdad personal no significará ya diferencia de poder económico; no implicará ya desigualdad de derechos o privilegios materiales. Sólo podrá extenderse en un clima de igualdad económica y material”.

Y nuestro Bolívar, cincuenta y seis años antes que Marx, lo señalaba con meridiana claridad desde Angostura, en 1819: “Mi opinión es, legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema depende inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela (…). La naturaleza hace a los hombres desiguales en genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad ficticia, propiamente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente benéfica, la reunión de todas las clases en un estado, en que la diversidad se multiplicaba en razón de la propagación de la especie. Por este solo paso se ha arrancado de raíz la cruel discordia. ¡Cuántos celos, rivalidades y odios se han evitado!”.

¡Estas son las razones por las cuales, mientras más estudiamos la historia de las ideas, mientras más profundizamos y comprendemos a los grandes pensadores de y por la humanidad, desde Cristo hasta Fidel, cada día, con mayor fuerza y arraigo, nuestra Revolución es más Bolivariana que nunca!

Cristo he dicho. Y Cristo digo, sin duda.

Era Jesús un verdadero pensador socialista. Y algo más importante, fue un consecuente luchador socialista hasta su último canto: “Todo está consumado”.

De una vieja enciclopedia que me acompaña desde mis días de teniente del Batallón Blindado Bravos de Apure, en aquellos días en que un pequeño grupo de jóvenes oficiales patriotas del Ejército comenzábamos a crear las primeras células del Movimiento Bolivariano, extraigo lo siguiente:

“En tiempo de gran tirantez interna y externa, a la vista de la creciente miseria de los pobres y la máxima concentración de la riqueza en pocas manos, aparecieron los grandes profetas y exhortaron a la reversión de aquellas condiciones.

En el año 765 antes de Cristo, apareció el más antiguo y acaso el más grande de aquellos profetas, Amós, y lanzó en nombre de Jehová su maldición contra los ricos:

‘Quiero enviar a Judá un fuego que aniquilará los palacios de Jerusalén… por ello, porque vendieron al justo por dinero y al pobre por un par de zapatos. Meten la cabeza de los pobres en el barro e impiden el paso de los míseros’ (Amós, 2, 5/7)”.

Y más adelante se puede leer:

“Idénticos tonos hallamos en Oseas y, sobre todo, en Isaías: ¡Ay de aquellos que añaden una casa a otra y un campo a otro, hasta que deja de haber espacio y ellos poseen sólo la región! (Is., 5, 7)”.

Y luego llegó Jesús a condenar a los ricos. He aquí el Sermón de la Montaña:

“Sed bienaventurados vosotros, los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Sed bienaventurados vosotros, los hambrientos, porque seréis hartos. Sed bienaventurados vosotros, los que lloráis, porque reiréis… Pero, por contra, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque tenéis lejos vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que estáis hartos!, porque pasaréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que aquí reís!, porque lloraréis y aullaréis”. (Luc., 6, 20-25).

A ti, compatriota, hombre, mujer, joven, que me lees en estas líneas de domingo, el último día de este mes de mayo; te digo: ¡El que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga!

El capitalismo pregona a los cuatro vientos la no existencia de clases ni desigualdad alguna, porque existe una supuesta igualdad de oportunidades que garantiza todos los goces, privilegios y derechos a todas las personas sobre la tierra, cuando sabemos que toda su perversidad se fundamenta precisamente en quebrar todo equilibrio posible entre legalidad y justicia, y aún más, en tiempos de crisis, al caerse las caretas, dejando al descubierto a muchos capitalistas como verdaderos capos: una costosa campaña propagandista ha sido lanzada por todos los medios de comunicación para hacer creer que nuestra Revolución Bolivariana te quitará tu automóvil, tu apartamento, bodega, arepera y cuanto tengas en justicia como propiedad, gracias a tu esfuerzo y trabajo.

Pero lo cierto es que, quienes esto pregonan, son los mismos que han llegado a acaparar, literalmente, lotes de automóviles y a especular descaradamente con la venta y alquileres de inmuebles. Si durante estos últimos diez años estos oligarcas que hacen vida en nuestro país han osado atentar contra el sagrado derecho de nuestro pueblo a la alimentación, a la educación y a la salud; no es de sorprender que por igual atentaran contra el derecho de los venezolanos a tener una propiedad, mueble o inmueble. Mientras nosotros estamos empeñados en arrancar la cruel discordia, como decía Bolívar, los medios al servicio del imperio y del sector oligárquico más corrupto del país la promueven para, precisamente, ocultar sus fechorías.

Es por esta razón que llamo al alerta y vigilancia revolucionaria, aún a aquellos compatriotas que no siendo simpatizantes de nuestra Revolución, padecen como consecuencia de la perversidad desbordada de quienes se jactan de ser sus defensores y representantes. Queda de nuestra parte seguir trabajando en el establecimiento y práctica de la igualdad, alcanzándola bajo el principio aquel: “De cada quien según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades”, principio cristiano que hunde sus raíces en el más remoto, pero vivo cristianismo primitivo.

El tiempo, el transcurrir de la historia, ha demostrado que existe un proceso de maduración de los pueblos. Que la madurez política, organizativa e ideológica de ahora, no es la misma de hace diez años; hoy existe, como nunca antes jamás un sentido común popular y venezolano, una solidaridad eterna y una forma de organizarse y de comprender su calle, su parroquia, su barrio, su caserío, su historia.

Los acontecimientos “en pleno desarrollo”, como diría Walter Martínez, demuestran que los gobiernos deben acoplarse siempre a la madurez y altura del pueblo por el que trabajan. El aprendizaje es permanente, y hemos tenidos duros pero valiosos aprendizajes. Venezuela ha construido una historia de dignidad y de lucha, a pesar de tantas adversidades, y los hechos han demostrado el grado de madurez de este pueblo, madurez para gobernar y decidir por el pueblo mismo. ¡Estamos confirmando los poderes creadores que el gran Aquiles Nazoa reconoció en nosotros!

Ha llegado el momento de darle sustancia, fuerza y movimiento a la democracia comunal, la democracia comunera de Kléber Ramírez. La nueva etapa que ahora comienza en Venezuela, desarrollando una estrategia centrada en “producir alimentos, ciencia y dignidad” y fortalecer el dinamismo de la democracia participativa, socialista. Ha llegado la hora en que la comunidad comience su tránsito hacia un ejercicio pleno de poder y responsabilidad política. Tenemos camino andado, falta por caminar, pero ahí vamos, creando, como diría Mészáros en El desafío y la carga del tiempo histórico: “La creación de una sociedad verdaderamente equitativa exige el derrocamiento radical de las jerarquías estructurales explotadoras establecidas durante miles de años”.

Pero el modelo de comuna debe ser nuestro, debe surgir del saber popular, de la esclarecida comprensión de su territorio, de su vínculo con su historia y su nación. De lo que hace que nos llamemos pueblo venezolano.

Dinamizar la estructura de los consejos comunales, todas las mesas técnicas, incrementando su potencia participativa; hacer de la comunidad razón de Estado, ese es el camino. Siempre junto a Simón Rodríguez, a Bolívar.

“Si de nuestra historia no sacamos ninguna lección dinámica, no hay por qué suponer que la encontraremos en otra parte” dice ese gran maestro y bolivariano Augusto Mijares: se trata de concientizar “lo afirmativo venezolano”.

Tenemos en la historia grandes ejemplos que deben servirnos de referencia objetiva. La Comuna de París, la experiencia de las comunas agrarias en China, los comuneros indígenas venezolanos, colombianos y paraguayos, modelos que ofrecen claves para que nosotros hagamos ahora lo nuestro, siendo originales, como sostenía el Maestro socialista de América, Simón Rodríguez, quien por igual proponía una original Toparquía para nuestra América. Pero algo es cierto, y lo dijo Lenin en un breve artículo llamado En memoria de la Comuna: “La causa de la Comuna es la causa de la revolución social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es inmortal”.

Comuneras y Comuneros bolivarianos y socialistas: continuemos despejando “La Misteriosa Incógnita…”.

Con Cristo, con Bolívar, con Fidel:
¡Venceremos!

Hugo Chávez Frías
31 de Mayo

Tomado de Radio Mundial